Plan integral de lucha contra la explotación infantil

Un compañero talibé lleva una semana encadenado porque intentó escaparse de la daara y sólo le dan una comida al día”, esto fue lo que unos talibés vinieron a denunciar al equipo que trabaja en la Casa de Escucha.

Cuando el personal se trasladó a la escuela coránica (daara) de donde venían los niños se encontraron con la situación que pudieron retratar con esta imagen. Estos niños mendigos son esclavos, el hecho de verles por las calles de Senegal a diario hace olvidar muchas veces que viven en unas condiciones inhumanas y, por supuesto, muy apartadas de su voluntad. Los compañeros que tomaron esta imagen no se fueron hasta que el niño quedó libre de este castigo.

Estos botes de tomate son el objeto más preciado por los niños mendigos talibés. Podemos verles siempre aferrados a ellas pues determinan su identidad, cualquier persona que les ve sabe que se trata de mendigos y que en su bote pueden echar monedas, que deben dar a su marabout (maestro), arroz o azúcar, los restos de una comida o agua. También les sirven de asiento a los más pequeños o de almohada a muchos.

Esta imagen, además, refleja el compromiso de la Fundación Farrah con los derechos de los niños, preservando su intimidad ya que sus padres, madres o tutores legales no pueden dar su consentimiento para la publicación de fotos en los que se les reconozca al ser ellos menores de edad.

Los niños mendigos talibés tienen la obligación de llevar una cantidad de dinero diaria a su marabout (maestro). Si no consiguen la suma requerida, en muchos casos, son castigados duramente. Por este motivo, los niños buscan cualquier manera para conseguir las monedas que les salven de estos castigos, generalmente pidiendo limosna y muchas veces haciendo pequeños recados o trabajos.

Hay que acudir pronto al mercado de Mbour para ver a los niños que han conseguido algunas verduras u otros objetos para venderlos, trabajando en alguno de los puestos hasta la hora en la que tienen que volver a la daara o ayudando a las mujeres que hacen la compra para llevar sus bolsas…que a veces les acusan de haberles robado como excusa para no darles lo prometido.

 

Cuando se van haciendo mayores, los talibés mendigos dejan de mendigar monedas, que consiguen con más facilidad los más pequeños con sus caritas de ojos enormes, y buscan la forma de conseguir el dinero para su marabout con otras actividades. 

Todavía con sus cuerpos en desarrollo hacen duros  trabajos transportando grandes y pesadas cargas en el mercado o ayudando en el puerto de pesca con las barcas que llegan llenas de pescado. A su alrededor todo parece normal, un talibé más, con su bote de tomate en ristre, haciendo lo necesario para no aumentar su dolor al finalizar el día.